Por cosas de la vida, mi compañera Raquel me ha regalado un cargamento de chufas 🙂
¿Y qué se hace con las chufas? Pues una riquísima horchata, qué buena! Ya la he hecho varias veces para cogerle el punto y la verdad es que es muy fácil de preparar. El único truco es tenerla siempre refrigerada, por lo menos en verano, ya que es fácil que fermente y se convierta en un líquido de aspecto horchatil pero que sabe como las alcantarillas del infierno, doy fe de ello.
Por otra parte, no tenía nada rico por casa para merendar, así que me animé a preparar por primera vez Shortbread, las típicas galletas de mantequilla escocesas. También son muy fáciles de preparar y en seguida las tienes listas para comer.
Se que no parece una pareja muy convencional, no? los Shortbreads se suelen tomar con el te, mientras que la horchata se toma muy fría en verano, pero mi teoría es que si hay dos cosas buenas, juntas tienen que estar todavía mejor!
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